Siempre es una sorpresa que un recién nacido presente dientes al momento de nacer, ya que no es usual estos acontecimientos.

Los dientes natales son aquellos que ya están presente en el bebé desde su nacimiento. En cambio los dientes neonatales aparecen durante los primeros treinta días de vida.

Los de mayor prevalencia son los incisivos centrales inferiores, y es importante que los padres estén informados sobre la conducta que deben adoptar ante la aparición de estos dientecitos.

 

Los dientes natales y neonatales inferiores producen comúnmente irritación y una ulceración en la parte posterior de la lengua, por los bordes afilados o puntas del esmalte, produciendo un rechazo del bebé al biberón o a la lactancia. También pueden provocar problemas durante la alimentación al seno materno, ya que el pezón de la madre puede irritarse ocasionando problemas al niño para succionar apropiadamente, aunque por lo general la lengua del bebé descansa en los incisivos inferiores cuando se alimenta y cualquier trauma será mayor para la lengua del infante que para el pecho de la madre.

El tratamiento depende de las características del diente. Si está firme, se pule el borde del diente filoso y la lesión de la lengua es tratada con soluciones alcalinas; si presenta movilidad con riesgo de desprendimiento, se realiza la exodoncia en el consultorio con anestesia local, en brazos del padre o la madre e inmediatamente después de la exodoncia se coloca al bebé a mamar para disminuir la angustia.

En el caso que los dientes no sean extraídos después del nacimiento, se recomienda examinar la lengua y las encías del bebé constantemente para cerciorarse de que los dientes no estén causando ninguna lesión.