La población joven es la que tiene más interés por los piercings orales y debería ser consciente de que se puede exponer a un gran “peligro” al colocárselos.

Los hay que los llevan en la lengua, en los labios, o incluso en el frenillo labial superior entre los dos incisivos. Las razones que alegan los portadores para llevar un piercing son variadas: moda, cuestiones étnicas, decoración.

Es de gran importancia que se informen de los riesgos para la salud general y de las complicaciones bucales inmediatas y a largo plazo.

Según un estudio realizado recientemente en la Universidad Rey Juan Carlos de Madrid, el 72% de las personas que lleva piercings en la boca ha sufrido alguna complicación posterior a su colocación. La más frecuente, asegura el experto, es la inflamación (el 35%), seguida del dolor (18%), la dificultad de hablar y de masticar (el 15%), disgeusia (alteración del gusto) (el 5%), sangrado (4%), hipersialia (aumento de la salivación), infección y parestesias o sensación de hormigueo (un 2%) y alergia (1%).

La lesión que más preocupa a los odontólogos es la periodontal que se produce en casi la mitad de los portadores de piercings (48,1%). Estas lesiones aumentan en los sujetos que llevan el piercing de metal y colocación extraoral.

Razones por las que no deberías llevar piercings orales:

  • En el momento de la colocación puede haber dolor, hemorragia, edema y lesión nerviosa. También pueden ocurrir, si no se coloca en un medio estéril, enfermedades de transmisión parenteral (VIH y hepatitis) debido a la falta de desinfección y esterilización del material y equipo utilizado.
  • Complicaciones inmediatas: infecciones localizadas generalmente producidas por Staphylococcus tipo A que pueden dar lugar a una bacteriemia y manifestaciones a nivel general.
  • Recesión gingival y defectos mucogingivales debido al golpeteo repetido del piercing sobre la encía que provoca hipersensibilidad, pérdida del soporte óseo y recesión de la encía. Una vez eliminado el piercing, en ocasiones, se puede realizar un injerto de encía para cubrir la raíz que se ha expuesto.
  • Enfermedad periodontal: gingivitis, periodontitis.
  • Fracturas dentales al empujar con fuerza el piercing hacia los dientes.
  • Traumatismos en labio o lengua (riesgo de engancharse y desgarrarse).
  • Halitosis (mal olor de boca) por dificultad a la higiene bucal y acumulación de placa bacteriana dental.
  • Aumento de la salivación, debido a cuerpo extraño en la boca.
  • Angina de Ludwig (inflamación del tejido del suelo de la boca que puede comprometer la via aérea y requiere de atención médica inmediata).
  • Cicatrices queloides. Son cicatrices abultadas rojizas en las zonas de colocación del piercing.
  • Aspiración o ingestión del piercing, si este se afloja y cae.
  • Alteraciones en habla, masticación y deglución.
  • La colocación de piercing más el tabaco o el alcohol, puede predisponer a lesión precancerosa.

En ocasiones, el daño que produce el llevar el piercing, deja huella para siempre y en otros casos se puede recuperar.

Consejos a los portadores de piercing:

  • Deben tener una higiene bucal excelente sobre todo después de comer.
  • Evitar consumo de tabaco y alcohol.
  • Visitarse con su dentista con regularidad, para control de estos adornos bucales y diagnóstico precoz de las posibles complicaciones.

Los jóvenes deberían conocer estos riesgos y complicaciones antes de colocarse un piercing y los profesionales relacionados con la salud bucodental debemos informar a los pacientes portadores de piercing oral de la posible aparición de estas complicaciones intraorales y sistémicas y aconsejarles que se lo retiren.

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