La caries dental es una enfermedad de origen multifactorial en la que existe interacción de cuatro factores principales: el huésped (higiene bucal, la saliva y los dientes), la microflora (infecciones bacterianas), el sustrato (dieta cariogénica) y el tiempo, cuya interacción se considera indispensable para que se provoque la enfermedad, que se manifiesta a través de un síntoma clínico que es la lesión cariosa.
La aparición de la caries dental no depende de manera exclusiva de los factores etiológicos primarios, sino que la generación de la enfermedad requiere de la intervención adicional de otros factores, llamados moduladores, los cuales contribuyen e influyen decisivamente en el surgimiento y evolución de las lesiones cariosas. Entre ellos se encuentran: el
tiempo, la edad, la salud general, fluoruros, escolaridad, nivel socioeconómico, experiencia pasada de caries, grupo epidemiológico y variables de comportamiento.
Las bacterias que viven habitualmente en la boca, no pueden ser erradicadas, usan los restos de comida como sustrato alimenticio. Como resultado de su metabolismo, producen ácidos, provocando una bajada brusca del pH en la cavidad oral. Esta acidificación ataca la capa externa de los dientes, el esmalte, produciendo una pérdida de la sustancia mineral que lo hace poroso y sensible a futuros ataque
La saliva actúa como factor protector frente a esta desmineralización, neutralizando el pH y remineralizando el esmalte, pero es un proceso que dura aproximadamente 30 minutos. Si este ciclo se interrumpe, el pH continuará en rangos bajos; aumentando y/o prolongando la desmineralización del esmalte. Es el comienzo de una caries al impedir la natural auto-reparación.
La caries dental es un proceso patológico complejo de origen infeccioso y transmisible que afecta a las estructuras dentarias y se caracteriza por un desequilibrio bioquímico; que puede conducir a cavitación y alteraciones del complejo dentino-pulpar.
Los alimentos que producen un mayor descenso del pH son los azúcares e hidratos de carbono, los preferidos por las bacterias. Habremos de tener especial cuidado con ellos para evitar las caries. Dieta equilibrada y correcta higiene dental diaria son la mejor prevención frente a la caries. Se necesitan muchas bajadas de pH al día durante muchos días seguidos para que una caries comience.
La saliva también interviene en la propensión a tener caries: hay salivas que son más densas y otras más fluidas.
El principal objetivo en Odontopediatria es poner los medios necesarios para prevenir las caries. Así que, por favor, si ven que su hijo, aunque sea pequeño, puede tener caries, no dude en acudir a su odontopediatra para tratarlo. Piensen siempre que es mejor cuanto antes, y así evitan tratamientos más largos y costosos.